martes, 17 de diciembre de 2024

Trabajo en equipo, un análisis de caso práctico.

 Trabajo en Equipo

En esta oportunidad vamos a compartir una noticia relacionada al tema y proceder a realizar un análisis del caso.


Caso práctico de Rozovsky - New York Times.


La noticia nos comparte sobre la experiencia laboral que había tenido Julia Rozovsky en sus 25 años de edad, a pesar de desarrollar cargos laborales con anterioridad, ella se sentía la soledad de no pertenecer a un grupo.

Su primera idea fue presentar una solicitud de ingreso en varias escuelas de negocios y fue aceptada en la Yale School of Management.

Cuando llegó al campus, entró en un grupo de estudio. La escuela elige uno para cada alumno. Lo hace con cuidado y con el objetivo de estrechar el vínculo entre ellos.

Cada día, entre una y otra clase o antes de la cena, Rozovsky y sus cuatro compañeros de grupo se reunían para debatir sobre las tareas pendientes, comparar hojas de cálculo y buscar estrategias para los exámenes. Todos eran inteligentes y curiosos. Tenían algo más en común. Habían estudiado en universidades parecidas y habían trabajado en empresas similares. Eran esas experiencias compartidas lo que, como esperaba Rozovsky, haría que fuera fácil trabajar en equipo. Pero no fue así. “Hay mucha gente que dice que sus mejores amigos de la universidad son los que hicieron en los grupos de estudio. En mi caso no fue así”.

Al contrario. El grupo de estudio se convirtió en una fuente de estrés para ella. Me explicó que “siempre sentía que tenía que demostrar quién era” y que las dinámicas de grupo la llevaban al límite. Cuando el grupo se reunía, a veces competían por el liderazgo y criticaban las ideas de los demás. Había conflictos respecto a quién estaba a cargo y quién representaría al grupo delante de la clase. “La gente trataba de mostrar autoridad hablando más alto o imponiéndose sobre los demás”, según explicó Rozovsky. “Siempre sentí que tenía que estar atenta para no cometer errores”.

Así que empezó a buscar otro grupo al que unirse. Una compañera de clase mencionó que varios estudiantes estaban montando grupos para participar en “competiciones de caso”. La participación era voluntaria y el trabajo no era tan distinto de lo que ya estaba haciendo en el grupo de estudio.

Los miembros de su equipo de “competiciones de caso” tenían trayectorias profesionales variadas: un oficial del ejército, una investigadora en un centro de estudios, el director de una organización sin ánimo de lucro de la educación para la salud y una consultora de un programa de refugiados. Pese a sus experiencias disímiles, todos conectaron inmediatamente. Se enviaban correos con bromas y pasaban los primeros diez minutos de cada reunión charlando. Cuando llegaba el momento de la tormenta de ideas, Rozovsky recuerda: “Teníamos un montón de ideas descabelladas”.

En una de sus competencias favoritas le pedían a los equipos que definieran el negocio que pudiera sustituir una cafetería gestionada por estudiantes en el propio campus de Yale. Al final, idearon un minigimnasio con alguna clase práctica y unas pocas máquinas. Ganaron la competición. El minigimnasio, con dos bicicletas estáticas y tres cintas de correr, sigue existiendo.

A Rozovsky siempre le pareció extraño que su experiencia con los grupos fuera tan dispar. Ambos estaban formados por gente brillante y extrovertida. Cuando hablaba de uno en uno con los miembros del grupo de estudio, la relación era cálida y fluía de manera amigable. Solo cuando se reunían como equipo la situación se tornaba tensa. En cambio, el grupo para las competiciones y los casos prácticos siempre fue divertido, siempre fluyó. De algún modo, sus miembros funcionaban mejor como equipo que individualmente.

Rozovsky me dijo que “no comprendía porqué las cosas eran tan diferentes. No tenía por qué suceder de ese modo”.

Análisis del caso:


El primer grupo de trabajo que tuvo no tenia sinergia entre sus integrantes, todos querían ser los que más contribuyen al proyecto en búsqueda de obtener un mayor merito por el trabajo; como la relación es un trabajo en equipo de una universidad los integrantes no se conocían previamente y no hubo oportunidad alguna para fomentar una relación de equipo; todos eran como islas apartados del otro, pero que estaban obligados a comunicarse entre si para desarrollar el proyecto, por lo tanto la situación se volvía estresante y poco productiva.

El segundo grupo de trabajo, al ser formado voluntariamente significa que los integrantes tienen la motivación y voluntad para cumplir un objetivo, en este caso un proyecto, a pesar de que cada integrante tenía experiencias laborales muy diferentes pudieron encajar perfectamente debido a que tienen expectativas realistas y ganas de trabajar en equipo, el proyecto consistía en desarrollar un caso para la competencia, el cuál gano la competición.

Conclusiones:


El éxito del trabajo en equipo radica en la voluntad y la motivación compartida por alcanzar un objetivo común, más allá del liderazgo individual o el reconocimiento personal. Para lograr una colaboración efectiva, es fundamental que cada miembro comprenda y desempeñe su rol, contribuyendo así a un ambiente de trabajo armonioso y productivo.

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